Mientras sus compañeros de equipo celebraban su victoria en la Super Bowl LVI, Van Jefferson estaba ocupado abandonando el estadio SoFi lo más rápido posible. Recién llegado de su primer campeonato, el receptor de los Rams de Los Ángeles salió corriendo del campo y atravesó los vestuarios, cogió a su hija de 5 años por el camino y corrió a un hospital cercano.
Su mujer, Samaria, se había puesto de parto durante el partido. Ella misma abandonó el estadio en camilla unas horas antes de que su marido pudiera reunirse con ella.
La familia se reunió finalmente, y Jefferson compartió más tarde en Instagram una foto en la que aparece sosteniendo a su hijo, aún sin nombre:
“Fue un gran día, hermano”, dijo Jefferson en Instagram Live. “Hoy he conseguido tres premios: mi mujer, mi hijo y la Super Bowl”.
A pesar de estar en la semana 40 de su embarazo, la asistencia de Samaria al partido nunca estuvo en duda. Como dijo a The Athletic la semana pasada, intentaría mantener la calma y rezar para no romper aguas.
Efectivamente, rompió aguas, pero ni la familia de Jefferson ni el personal de apoyo de los Rams pudieron decírselo durante el partido, por estrictas instrucciones de Samaria.
“Él va a jugar. Va a seguir jugando”, dijo. “Le dije: ‘Juega, te veré en el hospital después’. Eso es lo que es. Nunca le quitaré ese momento. … Conociendo a Van y lo cariñoso que es, se preocupa mucho por mí y por los niños. … Si se lo dijera o alguien se lo dijera durante el partido, saldría del campo. Le decimos: ‘Oye, vete a jugar. Te veremos después'”.
Ajeno a lo que ocurría fuera del campo, el receptor de segundo año terminó la contienda con cuatro recepciones para 23 yardas. Los Rams vencieron a los Cincinnati Bengals con un resultado final de 23-20.
