El peso welter de la UFC Nick Diaz, que puede o no estar retirado de la lucha en jaula, visitó recientemente al Dr. Beau Hightower, Director de Medicina Deportiva de Jackson-Wink MMA (según su página de Instagram). Díaz habló con franqueza sobre una serie de temas relacionados con su vida y su carrera en los deportes de combate, que puedes leer aquí.
Me interesa más el tee de golf gigante que le están clavando en el hoyo ocho.
Una rápida búsqueda en Google me dice que se trata de una terapia de «martillo y cincel» que está creciendo en popularidad entre los atletas de alto impacto. Pero al igual que en el campo de la quiropráctica, no todo el mundo está de acuerdo (har har) sobre la eficacia de su aplicación. Parece guay, pero un resbalón de ese cincel gigante y adiós camino de baldosas amarillas.
«Debido a la naturaleza violenta de sus entrenamientos, al nivel de impacto que sufren día tras día y al volumen de trabajo que realizan, todo ello les predispone a adoptar ‘patrones’ no óptimos en su estructura musculoesquelética», explica a Muscle & Fitness el Dr. Carlos Gamero, director de Elite Ortho-Therapy and Sports Medicine en Las Vegas. «El martillo y el cincel me ayudan a corregir estos patrones».
Seguro que también ayuda a corregir los beneficios mensuales, ya que cada nuevo artilugio es una excusa para cobrar más a los pacientes.
«Una vez que corregimos el desequilibrio estructural con el martillo y el cincel, se deben emplear otros métodos como la autoliberación miofascial (por ejemplo, utilizando un rodillo de espuma), el ejercicio terapéutico y la corrección postural para mantener los cambios que conseguimos durante la sesión», continúa Gamero. «Una sesión media de terapia suele rondar la hora, siendo el aspecto de martillo y cincel de apenas un par de minutos de duración».
Supongo que es mejor que esta horrible terapia.