Los Minnesota Vikings llegaron a los playoffs como cabeza de serie número 3 de la NFC y, con 13-4, como poseedores del tercer mejor récord del fútbol americano. Y, sin embargo, recibieron la misma cantidad de bombo y platillo que cabría esperar que recibiera un equipo dirigido por Kirk Cousins.
No es difícil entender por qué se hablaba más de que los Vikings eran fraudulentos que de que eran un legítimo favorito para la Super Bowl. Entraron en el torneo con un diferencial de anotación negativo en el año (-3), mientras que se situaban en medio del pelotón en puntos esperados añadidos tanto en ataque (16º) como en defensa (16º).
Parecía improbable que los Vikings fueran a por todas, y casi todo el mundo fuera del país de los 10.000 lagos estaba de acuerdo. Resulta que esa perspectiva era la correcta: los Vikings perdieron su primer partido de los playoffs contra los New York Giants por 31-24.
Así que, en palabras del legendario entrenador de los Vikings (y en aquel momento de los Cardinals), Dennis Green:
¡SON QUIENES PENSÁBAMOS QUE ERAN!
Los Vikings consiguieron sus 13 victorias en la temporada regular jugando uno de los partidos más oportunistas que se recuerdan.
Probablemente los recuerdes remontando un déficit de 33-0 en el descanso contra los Indianapolis Colts en la Semana 15 para completar la mayor remontada en la historia de la liga. Aquel partido terminó con tres puntos a favor de Minnesota y fue, por tanto, una de las 11 victorias por un gol que el equipo celebró esta temporada.
Ir 11-0 en este tipo de partidos era algo inaudito. Tampoco era sostenible; algo que los Vikings descubrieron en la primera ronda de los playoffs.
Recibiendo a los Giants (9-7-1) en el US Bank Stadium, los Vikings se encontraban en otro partido muy disputado. Perdían por 10 puntos tanto en el segundo como en el tercer cuarto, pero consiguieron remontar y empatar a 24 en el cuarto. Poco después perdieron por 31-24, pero con 7:47 en el reloj tuvieron tiempo de sobra para hacer lo que hicieron en todos los partidos igualados de la temporada: encontrar la forma de ganar.
Esta vez, sin embargo, Minnesota se quedó sin suerte.
Los Vikings respondieron al TD de los Giants en el cuarto cuarto yéndose de tres en tres. Su defensa permitió entonces a Nueva York agotar más de tres minutos del reloj de juego, y parecía seguro que, sí, éste sería el día en que su improbable racha llegaría a su fin.
Pero siendo los Minnesota Vikings de 2022, volvieron a tener algunas oportunidades inesperadas. En primer lugar, el receptor abierto de los Giants, Darius Slayton, dejó caer un pase fácil en el tercer down que tenía el potencial de congelar el partido a favor de su equipo. Después de recibir el consiguiente punt, los Vikings se beneficiaron de una muy cuestionable falta al pasador.
Pero en lugar del viejo «¡Ah, ya estamos otra vez!», los Vikings recibieron una dosis de realidad: que su récord se basaba en superar las probabilidades una y otra vez. Finalmente, las probabilidades volvieron en el más decepcionante de los momentos.
Minnesota condujo hasta su propia yarda 48, pero jugadas consecutivas dentro de la advertencia de dos minutos sellaron su destino. La primera fue un lanzamiento de Cousins por detrás de K.J. Osborn en una tercera y ocho. La segunda fue esta:
«Crees que tienes una oportunidad en esa llamada de tercera-y-8. Piensas que tienes una oportunidad, y desafortunadamente no terminamos consiguiéndola, por la razón que sea». dijo el entrenador de los Vikings Kevin O’Connell después del partido..
«Entonces, en ese cuarto down, sólo tratando de conseguir algunos elegibles vertical y la pelota terminó pasando por debajo como lo habíamos hecho varias veces – T.J. por debajo de la cobertura para la captura-conversiones – sólo fueron capaces de hacer una jugada. Pero la intención era seguir teniendo la oportunidad de ganar el partido de fútbol con empujar el balón por el campo.»
En ese cuarto down, el balón terminó siendo empujado apenas tres yardas campo abajo. Eso no fue suficiente para convertir en cuarto-y-8, terminando el juego de los Vikings, la temporada, y la racha de victorias en juegos de una anotación.
Esa racha fue lo que les llevó a ese punto en primer lugar. Al final, sin embargo, su propia mediocridad finalmente sacó lo mejor de ellos.
