Los Carolina Panthers no han sido los mismos desde que Cam Newton se fue. Sé que a primera vista parece la afirmación más obvia del mundo. Obviamente los equipos son drásticamente diferentes cuando se va un quarterback franquicia, pero no se trata del juego de Newton, no realmente. A pesar de las lesiones, la mala gestión y el descenso del rendimiento que precipitaron su salida, Newton seguía siendo venerado, amado, de una manera que los aficionados no sentían desde hacía mucho tiempo.
Ahora, Newton está de vuelta. El jueves los Panthers anunciaron que habían acordado los términos para traer de vuelta al número 1 para que presumiblemente sea su mariscal de campo titular. Es un reencuentro que se siente bien, independientemente de lo que separó a estas partes. El éxito inicial de Newton en Nueva Inglaterra dio paso a la mediocridad, y los Panthers, por más que intentaron encontrar un nuevo pasador, se dieron cuenta de que la hierba no era más verde en el otro lado.
Los méritos futbolísticos de traer de vuelta a Newton son objeto de debate. El sentimiento del movimiento no lo es: Carolina tiene un alma de nuevo.
En los 18 meses transcurridos desde la marcha de Newton, los Panthers se habían convertido en uno de los equipos más aburridos y anodinos de la NFL, inspirando apatía en lugar de emoción. El deseo de instalar un enfoque analítico, basado en los datos del fútbol dentro de la organización con Matt Rhule dejó a Carolina con la sensación de una terrible clase de matemáticas a la que tenías que asistir durante tres horas cada semana. El tiempo dirá si el nuevo enfoque de los Panthers funcionará, pero los primeros resultados no son buenos. Newton nunca representó números duros. No era el quarterback científico perfecto. Verle jugar era como escuchar jazz fusión, a veces confuso, a menudo desafiante, con suficientes momentos que te dejaban boquiabierto que te hacían sentir algo. Ahora ha vuelto.
Lo que hay que entender de los Panthers es que se trata de un equipo cuyos aficionados llevan el corazón en la manga. Abrazan a los jugadores aunque no sean grandes, pero porque los hacen sentir. Jake Delhomme fue idolatrado durante la mayor parte de una década, no porque fuera un mariscal de campo de élite de la NFL, sino porque su comportamiento relajado y su encanto del Bayou lo convirtieron en una figura querida en el equipo, y en la comunidad.
Cam Newton también ha inspirado estas emociones. Los disfraces que utilizaba en las ruedas de prensa, la interminable variedad de gorras, cada una más ridícula que la anterior, inspiraron las burlas de otros equipos y el amor en Carolina. Para los fans, el número 1 era su quarterback, y su presencia hacía que valiera la pena ver al equipo cada semana.
Eso es lo que ha faltado en 2021. Incluso con un récord mediocre, ha habido muy poca motivación para querer ver a los Carolina Panthers. No hay nada especialmente emocionante sobre su marca de fútbol, particularmente en la ofensiva, donde el comienzo caliente de Sam Darnold dio paso a un declive helado, pero incluso antes de eso, no es como si Carolina fuera una programación «imperdible».
Lo que ocurra después es secundario. Sí, los fans de los Panthers deberían moderar sus expectativas. Newton regresa a Charlotte como un jugador muy diferente al que dejó. Ha pasado por más bajones, ha experimentado la vida en otra organización y ha estado a punto de quedar fuera de la NFL. Sin embargo, a veces el fútbol americano importa menos. La jugada es menos importante. Eso es lo que está pasando ahora.
Cam Newton está de vuelta, y los Panthers vuelven a tener alma. Sea cual sea el siguiente paso, ya no será hacia la apatía.
