El presidente de la FIFA cree que el fútbol puede resolver los problemas del mundo utilizando el poder del racismo.

En el panteón de los empleos corruptos, pocas cosas se pueden comparar con ser presidente de la FIFA. Pero incluso con el reconocimiento de los intereses propios y la incorrección rampante, nadie estaba preparado para Gianni Infantino el miércoles.

Infantino, que dirige el organismo rector del fútbol internacional desde 2019, se dirigió el miércoles a un grupo en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa para explicar su visión del deporte. De alguna manera encontró la manera de ser aún más ofensivo que ridículo, y fue realmente ridículo.

La cita que más ha llamado la atención es cuando Infantino sugirió que si la FIFA pasara a tener una Copa del Mundo cada dos años en lugar de cuatro, daría tanta esperanza a los refugiados africanos que dejarían de intentar entrar ilegalmente en Europa y morir en barcos que vuelcan. Lo dijo absolutamente en serio, y tampoco es una ocasión en la que haya que leer entre líneas.

«Tenemos que encontrar la manera de incluir a todo el mundo para dar esperanza a los africanos para que no tengan que cruzar el Mediterráneo para encontrar quizás una vida mejor pero, más probablemente, la muerte en el mar».

El tema candente de una Copa del Mundo bianual ha sido un sueño de la FIFA durante años, porque, dinero, pero se ha encontrado con una considerable resistencia por parte de la EUFA y de otros organismos rectores del deporte que consideran que restará importancia a otras competiciones internacionales. Esto hace que Infantino esté desesperado por anunciar la visión de dos años, lo que a su vez le ha llevado a decir mierdas ridículamente racistas como ésta.

Los comentarios racistas de Infantino están siendo criticados por la comunidad internacional. Ronan Evain, que es el director ejecutivo de Football Supporters Europe, tuiteó:

Cabe señalar que, a pesar de las ridículas afirmaciones de Infantino, la gran mayoría de los refugiados que huyen a Europa no proceden del África subsahariana, lo cual, honestamente, ni siquiera importa realmente: la afirmación de que tener un mundial cada dos años resolvería la miríada de razones por las que la gente busca asilo es ofensiva más allá de la creencia.

Para terminar el doblete diario de Infantino, se lanzó a elogiar efusivamente a Qatar, elegido polémicamente como sede de la Copa del Mundo a finales de este año a pesar de las preocupaciones humanitarias y de derechos humanos.

Naturalmente, Infantino no ofreció fuentes sobre sus afirmaciones de que «se han logrado avances significativos». Un informe de 2020 del Departamento de Estado de EE.UU. mostraba numerosas preocupaciones sobre la libertad de expresión y la discriminación dentro de Qatar, mientras que el informe de 2021 sobre el país de Human Rights Watch expresaba preocupaciones similares, añadiendo un patrón de Qatar de negar la vacunación contra el Covid a un grupo marginado, así como preocupaciones continuas sobre la falta de derechos de las mujeres dentro del país.

Así que, a menos que algo haya cambiado drásticamente en los últimos seis meses, todo sigue igual en Qatar. Alerta de spoiler: nada ha cambiado en los últimos seis meses. Todo esto ocurre menos de un año después de que salieran a la luz informes de que más de 6.500 trabajadores inmigrantes han muerto en la construcción de los estadios que albergarán la propia Copa del Mundo.

El amor de la FIFA por el dinero y el poder está por encima de todo lo demás, incluida la decencia humana básica. No hay nada que la organización no vaya a hacer para mantener la impresora de dinero funcionando, y eso incluye hacer afirmaciones espurias sobre la situación de los refugiados, o afirmar que la persecución y la muerte son «realmente buenas» en la preparación de la Copa del Mundo. Esto va mucho más allá del deporte, e Infantino es simplemente una persona terrible. Por suerte para él, ser una persona terrible es parte del trabajo cuando se trata de dirigir la FIFA.